Es bien sabido por todos que la miel es el único alimento que nunca se hecha a perder, por lo tanto, se dice que no caduca. Se han llegado a encontrar tarros de miel que aún son consumibles en tumbas egipcias y han perdurado miles de años, pero ¿a que se debe esta asombrosa perdurabilidad?
La respuesta esta en la composición única de la miel, del 78% al 80% son azucares simples, glucosa y fructosa en diferente porcentaje según su floración de procedencia. La alta presencia de azucares hace que la miel mantenga una alta acidez de entre 3.2 a 5.3, otra de sus características es la baja humedad, esta debe de ser de máximo de 18%, este ambienté hace que ningún microrganismo pueda sobrevivir en el, lo cual hace imposible que la miel se contamine y se eche a perder mientras que se conserve en condiciones optimas, a temperaturas entre 13 a 24ºC, ambiente con baja humedad y un envase bien sellado.
Algo que es muy poco conocido, es que la miel, aunque no se eche a perder, con el tiempo la fructosa se degrada y además va perdiendo sus propiedades nutritivas, como vitaminas, minerales y enzimas, lo cual la convierte en una miel de poca calidad y frescura. Esta es una de las razones por las cuales se incluye en los frascos de miel que se comercializan una “Fecha de consumo preferente”, para asegurar al consumidor que el producto que se le hace llegar a sus manos es un producto fresco y de calidad.
En México existen ciertas normas de etiquetado que tienen que cumplir todos los productos que se comercializan, en el caso de los alimentos y bebidas envasadas, deben cumplir con la NOM-051, la cual exige contar con una fecha de caducidad o una fecha de consumo preferente. La diferencia entre estos dos términos es que la “Fecha de caducidad” se debe utiliza para los productos perecederos, esto quiere decir, que su estado optimo para consumirse se degrada o estropea rápidamente, por ejemplo, la leche, embutidos, jugos, etc. Mientras que el termino “Fecha de consumo preferente” se utiliza para productos más duraderos y que su composición es estable.
En el caso de la miel por ser un producto que puede perdurar miles de años, como mencionamos anteriormente, se establece una “Fecha de consumo preferente” de 2 años después de su envasado, ya que es la fecha máxima que permite la norma y como se menciono anteriormente, aunque no se eche a perder, va perdiendo sus propiedades, de esta manera aseguramos al consumidor un producto fresco y de calidad.